¿Quién sabe?
Actualizado: 2 de abr de 2019

Quién sabe si el cómplice guiño de mis ojos
volverá a llevar de tu brillo su reflejo
pues está muriendo el azogue del espejo
convirtiendo su interior en simple vidrio,
que ni una imagen retiene en su recuerdo
ni devuelve la luz a su destino.
Quién sabe si el aire que exhalo al respirar
volverá a llevar tu nombre en la brisa fría de la noche,
pues en su largo viaje el viento
amenaza desde el cielo inmenso
con deshacerlo en mil pedazos
y con fuerza lanzarlo hacia la luz,
que tan deprisa vuela, que jamás vuelva a alcanzarlo.
Mi guiño y mi aliento
pertenecen ahora a tiempos del pasado
y a un futuro incierto aún, al igual que el pensamiento que tras ellos, en la mente,
se ovilla compungido
esperando a que rebrote alrededor la primavera
que alguna vez creyera permanente.
Quién sabe si tus ojos,
que en otro tiempo se me hicieran
inocentes como un niño,
sonreirán con la pureza que lo hicieran
al comprender en un instante cosas
que solo ambos comprendíamos
pues sellada mi pupila, por no dañarse,
quedó escorada en el abismo.
Quién sabe si la brisa,
que desde el pasado se asoma a tus oídos,
volverá a llevar a sus espaldas
tu nombre dibujado con el aire que respiro,
pues sellado está mi aliento
y dormido mi suspiro.
Toda esta carne suave de amor
está ya fuera del tacto de tus dedos pertenecen ahora a tiempos del recuerdo
y a un futuro incierto aún igual que el alma que tras ellos, en el pecho,
se ovilla compungida
esperando a que rebrote alrededor la primavera
que alguna vez creyera permanente.
Quién sabe si tus manos, ansiosas quizás en un futuro,
volverán a sentir entre sus palmas
que solamente ahora contienen
entre su piel el suelo duro,
el amoroso tacto que antes le ofreciera,
pues sellada está mi piel ahora y mi corazón de rojo oscuro.
Quién sabe si el recuerdo
mantendrá en su vientre alimentado
historias que nosotros construimos,
pertenecen desde ahora a otros tiempos
y a un futuro incierto aún
al igual que la magia que tras ellos,
se ovilla compungida
esperando a que rebrote alrededor la primavera
que algunas vez creyera permanente.
Todo aquello, de nuestros labios construido
quedarán en la nada y el descuido
si desde ahora ya acordamos
jamás volver a repetirlo
pues sellados se quedaron
en un lugar que ya no existe
y que en tu alma quedó extinto
y en la mía morirá sin yo quererlo
producto del olvido, malvado y retorcido,
todo el amor que un día ambos sentimos.